Museo Carmen Thyssen

Todos y todas hemos jugado en algún momento de nuestra vida a las “casitas” y seguramente hemos observado cómo aún juegan los niños/as de ahora.

Hacer de mamá o papá, preparar la comida, organizar la casa o salir a pasear en coche, son acciones que niños y niñas realizan de forma espontánea. Se trata de un juego de aprendizaje por imitación en el que reproducen el mundo adulto de los cuidados y donde lo simbólico cobra un papel fundamental.

Que niños y niñas realicen tareas de casa a diario, haciéndolas por ellos mismos, les permite trabajar la coordinación, el orden y la concentración, lo que les ayuda al desarrollo de su autonomía, a elaborar un pensamiento ordenado y a construir una autoconfianza sin miedo al error.

Para el alumnado de Educación Infantil y Primer ciclo de Educación Primaria proponemos una actividad en la que, tras pasar por el juego proyectado ante las obras del museo, experimentamos con las tareas de “vida práctica”, denominadas así en las pedagogías activas: Desde lavar los platos y tender la ropa, hasta hacer la compra en el mercado, entendiendo cómo han llegado esos productos ahí.

A partir de la observación del juego de los niños y las niñas en los espacios de aprendizaje que cada año preparamos para el alumnado de Educación Infantil y Primer ciclo de Educación Primaria, descubrimos los temas o acciones que captan especialmente la atención de estos.

En el curso pasado fue un «mini-mundo» polar, con nieve y animales del ártico, el juego destacado en la temática sobre el agua. Siguiendo el potencial que el juego ofrece, este año centraremos la actividad en el descubrimiento de diferentes hábitats y ambientes cotidianos a través de la exploración de «mini-mundos» sensoriales ambientados en una amplia diversidad de espacios existentes o no en nuestro mundo, propiciando una mirada de respeto y cuidado del medioambiente.

El Patio del Museo volverá a convertirse en un lugar de experimentación a través de materiales desestructurados o fieles reproducciones de la realidad, que propiciarán el juego simbólico y de roles con el que los niños y las niñas desarrollarán su imaginación, creatividad y habilidades sociales al ser compartido con sus compañeros y compañeras.

El año pasado, el Patio del Museo Carmen Thyssen Málaga se convirtió en un espacio donde los niños y niñas pudieron explorar e investigar, a través de los sentidos, los cuatros elementos simbólicos de la materia: el aire, el fuego, la tierra y el agua. Al observar la riqueza de las experiencias propiciadas por uno de ellos, el Agua, nos hemos propuesto continuar con este proyecto sensorial para facilitar una profundización en la experiencia sensitiva y motriz a partir de este elemento fundamental, que sostiene la base de la vida.

Como ya dijo Tales de Mileto, considerado el primer filósofo de la historia, “el agua es el origen de todas las cosas”. A través de un ambiente sensorial creado expresamente para la exploración y ubicado en el Patio del Museo, los niños y niñas no sólo podrán conocer y experimentar el Agua como materia cambiante en sus diferentes estados de sólido, líquido y gaseoso, sino como proceso cíclico de la Naturaleza y caldo creativo para los organismos vivos.

En un segundo momento, visitaremos las salas expositivas donde, con el apoyo de una de las obras de la Colección, pensaremos colectivamente sobre la importancia y presencia física del Agua en nuestras vidas, tanto como fuente de la vida que nos rodea como de la propia vida en crecimiento.

Durante el período de la vida que va desde los 0 a los 6 años de edad las personas vivimos el que tal vez sea el más complejo proceso evolutivo al que nos enfrentamos en toda nuestra existencia.

Literalmente, nuestro cerebro se autoconstruye a través de las acciones que efectuamos para explorar nuestro entorno, generando esa red neuronal cada vez más densa que complejiza y enriquece nuestra mente. Las herramientas que nos permitirán desenvolvernos como adultos sanos y libres, hunden sus raíces en la mentalidad que hemos sido capaces de construir durante estos años.

Desde nuestra experiencia con el segundo ciclo de infantil y el primero de primaria, hemos observado que, para responder a las necesidades de las personas en esta etapa de sus vidas, nuestra tarea como educadoras pasa por diseñar unos entornos destinados a acoger y facilitar su impulso de exploración.

Para este curso, diseñamos un ambiente preparado donde los niños y niñas pueden investigar la materia conforme al modelo simbólico de los cuatro elementos: el agua, el aire, la tierra y el fuego.

Una actividad en la que los familiares adoptan el rol de educadores a través de un material donde se facilitan una serie de preguntas que favorecen la contemplación activa de dos obras de la Colección permanente. Los niños y niñas entrarán en contacto directo con el color, dejando a un lado el enfoque clásico que los categoriza, y tomarán conciencia de nuestra capacidad para percibir millones de colores: ¿cómo nombrar tal diversidad de matices?

Con Entre líneas proponemos, un año más, el acompañamiento a los niños y niñas de segundo ciclo de Educación Infantil y primer ciclo de Primaria apoyándonos en dinámicas basadas en pedagogías activas y de respeto a la infancia, con las que propiciar un acercamiento al Museo desde un ambiente relajado y familiar.

Asimismo, ponemos el foco de atención en el aprendizaje a través del movimiento, ya que la adquisición de habilidades espaciales nos ayuda a desenvolvernos de forma más eficiente en nuestro entorno y favorece el mejor conocimiento de éste. Del mismo modo, la práctica del movimiento libre conlleva una toma de conciencia de nuestro esquema corporal.

Teniendo en cuenta la concepción del cuerpo como unidad que piensa, siente y actúa de manera simultánea, en continua interacción con el ambiente, proponemos una visita en la que el análisis visual de las obras del Museo se complementa con experiencias de juego libre y autónomo, enfocadas en el concepto de espacio.

Desde el Área de Educación del Museo Carmen Thyssen Málaga entendemos que el museo es ante todo un espacio inmerso en el tejido de una colectividad y que, por tanto, debe dejarse influenciar por las corrientes que se mueven en su entorno, deshaciendo la idea de museo como espacio estanco destinado solo al uso y disfrute personal.

Al no verse limitado por la oficialidad del currículum reglado, en el programa dedicado a los centros educativos y sociales manejamos un espacio de libertad pedagógica donde tenemos la oportunidad de abordar y profundizar en materias y capacidades poco representadas, tratadas de manera tangencial o directamente obviadas en la mayoría de los temarios escolares y académicos.

Para las personas de entre 3 y 6 años, seguimos en la línea de una actividad dividida en dos momentos; por un lado, activamos el espacio expositivo como escenario idóneo donde propiciar el aprendizaje de hábitos personales y sociales para la convivencia. La experiencia de transitar juntos/as estos espacios nos permite trabajar el límite desde una perspectiva sana, respetuosa y comprensiva con las necesidades de los niños y niñas de estas edades. En un segundo momento, impulsamos el ambiente preparado en el espacio educativo donde proponemos una vivencia de aprendizaje autónomo a partir de la experimentación sensorio-motriz y el juego libre.

Para los niños y niñas de entre 7 y 12 años, proponemos una actividad en la que analizar la relación que mantenemos con el ambiente para ponerlo en valor y desarrollar nuevas estrategias que garanticen su pervivencia. Recogeremos los planteamientos de los movimientos ecológicos actuales sobre el respeto a la naturaleza que nos acercan a realidades concretas.

Con las personas de entre 13 y 18 años, proyectamos una actividad en la que reflexionar sobre quiénes somos, cómo hemos llegado a ser como somos, qué factores pueden influir en la confección de nuestra identidad, ya sea propia o colectiva, así como en la fragilidad o variabilidad de ésta. Aspectos intrínsecos del ser en el periodo de la adolescencia que ponen en cuestión lo aprehendido.

Durante estos años de andadura acompañando al alumnado de segundo ciclo de Educación Infantil y primer ciclo de Primaria en su descubrimiento del museo como un espacio nuevo y normalizado, hemos sido conscientes de la necesidad que los niños y niñas tienen de expresarse en libertad. Para dar respuesta a esta necesidad hemos ido introduciendo actividades y dinámicas basadas en pedagogías activas y de respeto a la infancia, fomentando el aprendizaje autónomo y vivencial.

Con esta actividad, proponemos a niños y niñas entrar en contacto directo con el color y dejar a un lado el enfoque clásico que los categoriza.  En esta ocasión, daremos protagonismo a la imposibilidad de clasificar los millones de colores que percibimos: ¿cómo nombrar tal diversidad de matices?

En el espacio preparado a modo de laboratorio de experimentación, los niños y niñas podrán realizar su propia deriva para descubrir cómo son los colores y cómo los pueden utilizar.

En las primeras etapas de la vida, la riqueza sensorial en la interacción con el entorno inmediato es fundamental para el buen desarrollo cognitivo y emocional. Cuanto mayor es la diversidad de estímulos que nos ofrecen los ambientes que habitamos, más oportunidades tenemos de ampliar el abanico de respuestas respetuosas con nuestras auténticas necesidades.

Así, practicar la escucha activa en un ambiente preparado con una diversidad de propuestas favorece el desarrollo auditivo vinculado también a los procesos cognitivos y afectivos.

Desde el Museo, proponemos una actividad vivencial en la que, además de practicar el pensamiento visual a partir de una selección de obras de la Colección, experimentaremos la sensorialidad auditiva con piezas sonoras creadas para la ocasión.

Visita creativa

La infancia es, especialmente durante el periodo pre-lingüístico, aquella fase de la vida en la que nos lanzamos a explorar cada detalle del entorno que nos rodea con los sentidos y el movimiento.  Cada paso que damos, cada objeto que vemos, tocamos, olemos, saboreamos, nos ofrece una información que nos ayudará a construir nuestra interpretación del mundo antes, incluso, de que le podamos poner palabras.

Durante  este curso, con los alumnos/as de educación Infantil y primer ciclo de Primaria, trabajaremos estas herramientas de conocimiento para poner conciencia sobre ellas y experimentar el arte desde nuestras capacidades sensoriales y motrices.

El juego es una actividad que realizamos los seres humanos a lo largo de toda nuestra vida. 

Pero ¿por qué jugamos? El juego cumple una función esencial para interpretar la realidad. Además, el juego permanece en el recuerdo de las personas y es compartido y trasmitido a lo largo del tiempo construyendo aspectos fundamentales de la cultura y el arte de cada época. 
En la actividad para Educación Infantil y primer ciclo de Primaria conoceremos y experimentaremos los cuadros en una doble versión, lúdica y educativa, a través del juego, donde el entretenimiento y la creatividad cumplirán una función principal en nuestra experiencia en el Museo

¿Puede un cuadro sugerir un movimiento determinado? ¿Se mueven los cuadros? En la actividad para Educación Infantil y primer ciclo de Primaria descubriremos distintos movimientos a partir de algunos cuadros de la Colección, donde el ritmo y la expresión corporal serán parte de la experiencia en el Museo. A través del movimiento de nuestro
cuerpo nos expresamos y creamos un vínculo entre lo que nos rodea y nuestra propia experiencia interna.

¿Te atreves a moverte por el Museo?