Llegada de la pesca
José Navarro Llorens

Llegada de la pesca

ca. 1904-1910
  • Óleo sobre lienzo

    77 x 90 cm

    CTB.1995.34

  • © Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga

Llegada de la pesca es una obra inspirada en diversas composiciones de Joaquín Sorolla, y posteriormente reelaboradas según una valoración del color y de la forma absolutamente personales. La referencia más directa de esta pintura es La vuelta de la pesca (1894) de Sorolla, conservada actualmente en el Musée d’Orsay de París. Esta pintura había sido presentada al Salon francés de 1895, donde obtuvo una segunda medalla y fue adquirida por el Gobierno francés para el Musée du Luxembourg. Entre 1893 y 1894 Sorolla pintó nueve estudios, parciales y de conjunto, de esta composición, y en 1904 realizó una nueva versión del cuadro mucho más abocetada que la primera, para su cuñado, Antonio García del Castillo. De estas obras de Sorolla, José Navarro tomó las figuras de los dos bueyes con el pescador sentado a lomos de uno de ellos y mirando hacia la barca. La más próxima al cuadro de Navarro Llorens es quizá la realizada en 1904, por estar ejecutada con una pincelada mucho más libre que la de 1894. Existe otra variante titulada Playa de Valenciay publicada por Bernardino de Pantorba, pero con una relación menos directa respecto a la obra de Navarro. La figura del niño desnudo en el interior de la barca es relacionable con una de las figuras de Niños a la orilla del mar (1903) del Philadelphia Museum of Art. Por último, los fondos de velas que cierran el horizonte tienen numerosos antecedentes en composiciones de Sorolla como El baño (1899), que perteneció al Jockey Club de Buenos Aires, o Playa de Valencia (1908) de la Hispanic Society de Nueva York.

Esta reelaboración de temas de Sorolla por parte de José Navarro explica que pronto se relacionara a ambos, e incluso que se llegara a considerar a Navarro como un sorollista o discípulo de Sorolla. Como es frecuente en las obras de los pintores llamados sorollistas, esta pintura se caracteriza por la peculiaridad de su técnica y por la claridad compositiva. La técnica se basa en la pincelada muy grande y suelta que construye el volumen de las figuras, prácticamente sin un dibujo previo. Las figuras se funden en el ambiente de forma que el conjunto puede ser captado por el ojo del observador de un solo golpe de vista. Por este procedimiento la composición se convierte más en el resultado de un minucioso estudio del color y de la luz que en un tema puramente costumbrista. El mundo de los pescadores valencianos, tomado de Sorolla, se convierte en vehículo de una investigación cromática que altera de manera evidente las aportaciones del propio Sorolla.

Pese a la evidente inspiración de Navarro en Sorolla, esta pintura se separa de la de éste sobre todo por la utilización de una gama cromática mucho más rica; mientras que Sorolla tiende a limitarse a los azules, blancos y ocres, en Llegada de la pescala gama se complica con la adición de rojos, verdes, amarillos, malvas y rosas. Pero además, estos colores son utilizados con unas calidades brillantes y casi metálicas, claramente diferentes a la naturaleza mate de los colores de Sorolla. Esta peculiaridad no pasó desapercibida a la crítica de la época. En 1925 José Francés aludía a las obras de Navarro como «verdaderas joyitas [que] rutilan como gemas hábilmente engastadas en metales ricos», al tiempo que señalaba que este peculiar decorativismo estaba en parte determinado por el uso del color en «sabrosas gamas». Quizá estas cualidades preciosistas estaban influidas por la pintura de abanicos, con la que posiblemente el pintor completaba sus ingresos en los inicios de su carrera; aunque José Francés había justificado este preciosismo como una interpretación valenciana del estilo de Fortuny, lo que explicaría el éxito de las obras de Navarro en los mercados internacionales y particularmente en América.

Desde el punto de vista temático, esta pintura continúa una de las peculiares variedades del cuadro de género costumbrista que popularizó Sorolla. Dos bueyes arrastran una barca de pesca hacia la playa mientras al fondo de la composición el horizonte está cerrado por gran cantidad de velas de otras barcas que se acercan igualmente después de faenar. La composición introduce elementos adicionales de valor costumbrista: el pescador que sentado a lomos de uno de los bueyes dirige la maniobra y cierra la composición por la izquierda; o el otro pescador que, dentro de la barca, aparece acompañado de un niño de corta edad, en un conjunto que limita la composición por la derecha. Toda la mitad superior del lienzo está cubierta por el abigarrado colorido de las velas y embarcaciones que se funden con las nubes y el cielo abierto de manera confusa y casi abstracta. Es la parte más creativa del cuadro, donde Navarro se aleja del mayor realismo de Sorolla para elaborar una composición próxima al expresionismo abstracto.

Carmen Gracia