Artistas

José Jiménez Aranda

Sevilla, 1837 - Sevilla, 1903

  • Un lance en la plaza de toros

    1870
  • Escena de El Quijote: Don Quijote y Sancho en la venta

    s.f.

Hermano del también pintor Luis Jiménez Aranda, José fue uno de los artistas más dotados de la pintura andaluza del siglo XIX. En 1851 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, donde recibió enseñanzas, entre otros, de Antonio Cabral Bejarano, Manuel Barrón y Eduardo Cano, de quien fue alumno predilecto y cuya impronta se deja sentir en su obra inicial.

En 1864 José Jiménez Aranda concurrió por vez primera a una Exposición Nacional, donde consiguió una mención honorífica por su cuadro La huérfana, de temática costumbrista. Cuatro años más tarde se trasladó a Jerez de la Frontera y contrajo matrimonio con María Dolores Vázquez.

En 1870 volvió a concurrir a la Exposición Nacional con obras costumbristas, entre las que cabe citar Un lance en la plaza de toros, premiada con tercera medalla. Al año siguiente trabó amistad con Mariano Fortuny y con Raimundo de Madrazo en Sevilla y decidió seguirles a Roma, llevando consigo a su familia y a su joven discípulo José García Ramos. En la capital italiana emprendió sus primeras obras preciosistas, como Los penitentes en la basílica de Asís (1874).

En 1875, al poco tiempo de la muerte de Fortuny, Jiménez Aranda regresó primero a Valencia y luego a Sevilla, donde fue nombrado académico de Bellas Artes en 1879. En la capital andaluza continuó su producción de obras preciosistas que encontrarían salida en el mercado internacional gracias a la mediación de su hermano Luis, afincado en París. En 1878 José Jiménez Aranda concurrió a la Exposition Universelle de París con el cuadro El guardacantón, y dos años más tarde participó en el Salon parisiense con Los bibliófilos y con Una cogida en los toros –versión preciosista de Un lance en la plaza de toros (1870)–.

Instalado en la capital francesa desde 1881, José Jiménez Aranda llevó a cabo una febril actividad como pintor de pequeñas escenas preciosistas, de fácil salida en el mercado. Participó con asiduidad en los salones de la capital francesa y en 1882 fue premiado con medalla de honor en la Exposición Universal de Múnich por su Sermón en el patio de los naranjos de la catedral de Sevilla. No obstante, acusó el cambio del gusto artístico hacia las escenas de la vida moderna.

En 1890 el pintor sevillano abandonó París y se instaló en Madrid. Ese mismo año fue premiado con primera medalla en la Exposición Nacional por su cuadro Una desgracia, obra de temática social. Asimismo, estrechó una profunda amistad con Joaquín Sorolla.

En 1893 Jiménez Aranda se instaló de nuevo en Sevilla donde impartió clases en la Academia Libre hasta 1897 y, a partir de entonces, en la Escuela de Bellas Artes, sustituyendo a su maestro Eduardo Cano. Desde mediados de los años noventa frecuentó la localidad de Alcalá de Guadaíra donde se unió al grupo de paisajistas sevillanos encabezados por Emilio Sánchez-Perrier. Uno de sus últimos éxitos lo obtuvo en la Exposition Universelle de París de 1900, donde expuso 137 bocetos de El Quijote y fue galardonado con una medalla de oro. Su muerte tuvo lugar el 6 de mayo de 1903 en su domicilio sevillano.

Juan Ángel López-Manzanares