Artistas

Emilio Sánchez-Perrier

Sevilla, 1855 - Alhama de Granada, 1907

  • Orilla del Guadaíra con barca

    c. 1890
  • Invierno en Andalucía. (Bosque de álamos con rebaño en Alcalá de Guadaíra)

    1880
  • Un paseo por el río

    c. 1890

Durante los primeros años de su vida Emilio Sánchez-Perrier se dedicó a la relojería en el establecimiento que su padre, Manuel Sánchez, tenía en la calle Sierpe. Mostrando aptitudes y vocación por el dibujo y la pintura, con trece años de edad ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, siendo sus primeros maestros Joaquín Domínguez Bécquer y Eduardo Cano de la Peña.

El conocimiento de las obras del pintor paisajista Martín Rico, en un viaje casual a Sevilla, decidió la orientación de su dedicación artística, que se consagraría de lleno a partir de ese momento al cultivo del paisaje, género que aprendió y perfeccionó en la Real Academia de San Fernando de Madrid como discípulo de Carlos de Haes. En 1871, encontrándose en Granada con Martín Rico, conoce a Mariano Fortuny, cuyo estilo se reflejará también en su obra.

En 1878 se presenta en la Exposición Nacional de Bellas Artes con los cuadros Reja del Pretorio en el jardín de la casa de Pilatos, Huerta con gallinas en Alcalá de Guadaíra, El ocaso, La ribera del río Guadaíra, Laguna de los patos y El molino de Mesía.

En 1881 se presenta de nuevo en ese certamen con una vista al carbón de Alcalá de Guadaíra. Esta pequeña población sevillana será motivo constante de inspiración para el pintor, ya que pasaba allí grandes temporadas, especialmente las primaveras. Realizó múltiples versiones de esta población reflejada en el río, así como numerosos paisajes fluviales de frondosas orillas a los que dota de una poética casi romántica. De ahí que se le llegará a considerar el fundador de la que se ha denominado la Escuela de Alcalá de Guadaíra. Asiste también con sus obras a exposiciones en Sevilla y Cádiz en 1877, 1878 y 1879, logrando en este último año una medalla de oro en la Exposición Regional de Cádiz.

Después se traslada a París para ampliar estudios y conocer la pintura de paisaje de la Escuela de Barbizon. En 1880 debuta en el Salon de la capital francesa con Jardín del Alcázar de Sevilla e Invierno en Andalucía, convirtiéndose a partir de entonces en un asiduo participante de este certamen, en el que llegará a alcanzar una mención honorífica en 1886. Años más tarde vuelve a ser premiado con una medalla de plata en la Exposition Universelle celebrada en París en 1889. También fue premiado en Madrid en la Exposición Nacional de 1890 con una segunda medalla por su cuadro titulado Febrero (Madrid, Museo del Prado).

Emilio Sánchez-Perrier, junto con el también sevillano Luis Jiménez Aranda, a quien visita cuando éste se establece en Pontoise, fueron los principales paisajistas españoles activos en París en los años ochenta. En su obra se deja sentir la influencia de la Escuela de Barbizon, aunque su técnica sea más minuciosa y su atmósfera más luminosa. Un crítico contemporáneo comentaba que «en sus paisajes de Fontainebleau ponía algo de la luz de Sevilla, y en los de Alcalá, algo de la dulzura de Passy». En 1894, Sánchez-Perrier fue nombrado miembro de la Société General des Beaux Arts de Francia y, en 1903, miembro de la Academia de Bellas Artes de Sevilla.

Pilar de Miguel Egea