Reportajes

La esencia de la feria y el folclore

14 de agosto de 2015

La esencia de la feria y el folclore

Con motivo del comienzo de la Feria de Málaga 2015, desde el Museo Carmen Thyssen Málaga queremos recordar algunas obras de la Colección permanente, cuyo motivo es precisamente la celebración de este festejo.

- ‘En la Feria’, de Gonzalo Bilbao Martínez: el pintor sevillano Gonzalo Bilbao escenifica una de las Ferias más importantes y emblemáticas, la llamada Feria de Primavera o Feria de Abril, que se venía celebrando en Sevilla desde 1847. Se representa el gentío que se reúne en torno a las casetas. Los personajes visten la indumentaria típica de dicha festividad, destacando el atuendo femenino de traje de flamenca de vestido largo con volantes, coloridos mantones con flecos y decoración floral y peinas en los cabellos. Esta misma festividad es tratada por el pintor en varias ocasiones, como en la obra ‘Camino de la Feria’.

- ‘La Feria de Sevilla’ de Joaquín Domínguez Bécquer: en este lienzo de Bécquer puede verse la puerta de San Fernando, tras la que asoma la arboleda de los jardines de los Reales Alcázares y, al fondo, el caserío de la ciudad, sobre la que destaca, imponente y poderosa, la catedral con la Giralda. A los pies de la muralla los feriantes instalan sus tiendas, casetas y entoldados.

- ‘Feria’ de Gustavo Bacarisas: un tema tan emblemático como son las ferias y romerías, de tanta tradición en la pintura costumbrista andaluza desde mediados del siglo XIX, vuelve a tener presencia a través de los pinceles de Bacarisas. El pintor interpretó en varias ocasiones el tema de la feria, siendo probablemente una de sus mejores versiones la existente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, obra que lleva el título explícito de Sevilla en fiestas (1915), en la que recoge el evento lúdico y popular en todo su esplendor cromático y decorativo.

- ‘La Feria de Córdoba’ de Julio Romero de Torres: el interés de Julio Romero de Torres por la representación plástica de la feria de mayo de su ciudad natal fue una constante. Romero de Torres centra parte de la composición en las airosas figuras de dos mujeres bailando bajo la efímera arquitectura de hierro y los luminosos toldos o «velas» blancas de una caseta de feria. El detallismo de ciertos elementos del primer término, como las texturas de algunos tejidos, abanicos, madroños o flores, contrastan con lo abocetado de las figuras del fondo, cuyos rostros –según se van alejando del espectador– ni siquiera han sido pintados, quedando sólo sugeridos por ligeros volúmenes.

Los amantes del arte  podrán seguir disfrutando del Museo y de estas obras expuestas en el Palacio de Villalón en su horario habitual.