Jugando en la playa
Cecilio Pla y Gallardo

Jugando en la playa

s.f.
  • Óleo sobre cartón

    13 x 18 cm

    CTB.1996.152

  • © Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga

En la Cartilla de Arte Pictórico de Primera Enseñanza que Cecilio Pla escribió en 1914, el pintor expresa algunas de sus principales inquietudes sobre la composición artística. Redactada de forma muy sencilla, con un lenguaje directo y claro, y con recomendaciones prácticas, el maestro valenciano proyecta en ella, además, su faceta docente. En la misma deja claramente establecido que el artista debe situarse ante el natural, y comenta otros asuntos técnicos como la importancia del ajuste del fondo que rodea figuras y modelos, explicando que alrededor de los contornos el mismo no es uniforme, sino que suele ser más claro en el lado oscuro y viceversa. Continúa su discurso con sus comentarios sobre la utilización del color, proponiendo la sintonía del mismo como una armonía musical, reflejo de su primera formación y afición por la música, ya que comenzó a estudiar esta materia aconsejado por su padre. Plantea simplificar la paleta habitual de nueve colores; para los alumnos más aventajados ésta quedaría reducida a cinco, pudiendo utilizar el blanco y el negro, que califica de «antídoto» para la pintura colorista. Los ejercicios realizados al aire libre precisan, para él, de un estudio especial: «Debido al cambio continuo de la luz; solamente debe emplearse una sesión en cada ejercicio. Para esto es necesario adquirir gran rapidez en la ejecución, que la práctica se encargará de proporcionar». Para formar la composición, Pla propone la ayuda de otras disciplinas como la fotografía para el estudio de las siluetas, especialmente aquellas que reproduzcan multitudes, y para los acordes de color y armonías aconseja utilizar materiales ajenos a la propia obra, una forma de collage, aunque no emplea esta palabra, y sólo con un fin didáctico, para prever el resultado último de la combinación de colores en el cuadro, reuniendo trozos de telas, papeles y objetos de distintos tonos.

Cecilio Pla se sintió siempre discípulo de Emilio Sala, a quien consideraba un referente: «Mi adorado maestro, al que debo lo que soy. Su obra será consultada siempre por la juventud artística de todos los tiempos». Su admiración por la obra de Sala quedará reflejada en su producción; al igual que su profesor y amigo, Pla será un autor que trabajará en diferentes géneros del arte, con distintas técnicas y soportes, y su obra se caracterizará por una gran variedad. Como dibujante e ilustrador gráfico colaboró, en una fecunda etapa, entre 1893 y 1910, en publicaciones como La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro y El Apunte Artístico.

Entre sus temas preferidos destacan el retrato y el género costumbrista, y dentro de éste, los asuntos familiares. Demuestra una especial habilidad para trasladar aspectos de armonía y placidez en estos últimos temas, lo cual puede observarse en esta delicada escena de playa, en la que nada hay que rompa la quietud de la tarde, sólo el rumor del agua que se imagina por las blancas ondas en la orilla. Marcando una línea del horizonte muy alta, conformando una banda de azul intenso con dos o tres toques de pincelada de color verde, aparece el mar. En primer plano, sentadas sobre la arena, pueden observarse dos niñas con vaporosos vestidos de color claro, tocada una de ellas con un primoroso lazo rosa en el pelo y la otra con sombrero, ambas jugando entretenidas. En el centro de la composición, marcando una vertical paralela al cuerpo de una mujer sentada, aparece la barra de la sombrilla que protege de la excesiva luz a una parte de esta plácida escena. La mujer contempla el mar de espaldas al espectador, junto a ella hay otra niña, de mayor edad que las anteriores, que también parece entretenerse con la arena. La actitud de la mujer se entiende despreocupada y tranquila respecto al juego de las niñas.

Las pequeñas dimensiones de esta obra y el tratamiento pictórico, con una rápida ejecución, hacen pensar en un ensayo, un rápido boceto, en el que hay un protagonismo de la intensa presencia de la luz y sus efectos cromáticos. El contraste de colores es equilibrado y el pintor se muestra especialmente atento en establecer un ritmo entre claros y oscuros, entre cálidos y fríos, y entre los espacios dedicados a la sombra y a la luz. Este tipo de obra pequeña, destinada al ensayo pictórico, era común a otros autores de la época, como Sorolla, quien utiliza además el mismo tema.

Aunque la obra no aparece fechada, sí podemos establecer a qué etapa pertenece. A partir de 1910 Cecilio Pla ocupó la plaza de profesor numerario de Estética del color y procedimientos pictóricos, de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, puesto que antes había sido ocupado por Emilio Sala. Puede decirse que a partir de esta fecha realizó obras con una técnica más suelta y libre, en la que los rasgos de los personajes están desdibujados y los trazos son rápidos y menos definidos. Será también a partir de este momento cuando trabajará más intensamente los contrastes de luz y sombras.

Cecilio Pla realizó numerosas escenas de playa, de pequeño formato muchas de ellas. Están protagonizadas por una burguesía que disfruta de sus tiempos de ocio, y que aparece a veces como un grupo multicolor y bullicioso entre las aguas, pero en otras ocasiones son personajes sentados, de espaldas al espectador, con el mar al fondo. En ellas se refrenda una de las peculiaridades de algunas obras de Cecilio Pla, su capacidad para transmitir una atmósfera de sosiego, una sensación de quietud, estableciendo escenas equilibradas y amables y de fácil conexión con el espectador.

Lourdes Moreno