Galanteo en el campo
Guillermo Gómez Gil

Galanteo en el campo

c. 1896
  • Óleo sobre tabla

    31 x 41 cm

    CTB.2009.24

  • © Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en préstamo gratuito al Museo Carmen Thyssen Málaga

Una joven pareja reposa junto a un bosque de alcornoques en medio de una gran campiña, al fondo de la cual se divisa una pequeña construcción rural. El muchacho, de pantalón claro, ha dejado su canotier en el suelo, sobre la sombrilla de su acompañante. La indumentaria elegante pero casi deportiva del joven, que viste de paseo, concuerda bien con el vestido de la dama, que conversa con su simpático acompañante, tendido sobre el suelo, en un gesto de extrema confianza. La actitud de ambos protagonistas no deja lugar a dudas de que se trata de una escena galante, en la que el joven pretende los amores de la dama.

Realizado posiblemente durante la estancia de Gómez Gil en Madrid, se trata de una de las escasas muestras conocidas de los intereses puramente comerciales desarrollados entonces por el pintor malagueño y que se centran en escenas de la vida burguesa. De ellas, la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza posee además otro interesante ejemplo, Paseo por el parque (p. *), de 1896, dentro del amplio conjunto de obras de este pintor conservadas en la Colección.

Adiestrado por Ocón como un atento marinista, entregado casi siempre a un realismo decorativo que compartió con otros pintores de su misma generación, esta obra revela la efectiva formación de Gómez Gil como paisajista en el sentido más amplio del género. El artista concentra todo el interés plástico de su creación en las calidades pictóricas de la naturaleza, recurriendo a una iluminación amortiguada y fría para entonar la vegetación, como hicieran los grandes paisajistas españoles de su tiempo. A modo de borrón, este cuadro responde al gusto por las pinturas de pequeñas dimensiones, de aspecto inacabado y ejecutadas con pinceladas rápidas que se puso de moda en el mercado pequeñoburgués de finales del siglo XIX. Además, las figuras, situadas en dos complicados escorzos, dejan constancia de la limitada formación dibujística del pintor, que describe con mucho esfuerzo las proporciones de los protagonistas.

Carlos G. Navarro